
¿Sabías que tu microbiota vaginal tiene mucho que ver con la cistitis?
Categorías : Sistema Hormonal Mujer
No se habla mucho de ella, pero tu microbiota vaginal es una de las defensas más poderosas que tienes. Millones de bacterias “buenas”, sobre todo lactobacilos, mantienen el pH equilibrado y evitan que las bacterias o hongos problemáticos se instalen.
¿Qué puede alterar la microbiota vaginal?
La microbiota vaginal es un ecosistema delicado y sensible. Diversos factores pueden alterar su equilibrio: el uso frecuente de antibióticos (que no distinguen entre bacterias buenas y malas), el estrés continuado, la falta de sueño, una higiene íntima excesiva o con productos inadecuados, el uso de ropa muy ajustada o sintética, y los cambios hormonales como los que ocurren durante la menstruación, el embarazo o la menopausia. Todos ellos pueden modificar el pH y reducir la cantidad de lactobacilos, debilitando esta barrera natural de protección.
¿Qué ocurre cuando se desequilibra?
Cuando los lactobacilos disminuyen, el entorno vaginal se vuelve menos ácido y pierde parte de su capacidad defensiva. Esto facilita que bacterias, hongos o microorganismos oportunistas se multipliquen con mayor facilidad, provocando infecciones, irritación, picor o cambios en el flujo.
Además, una microbiota alterada puede afectar a la salud urinaria y aumentar la frecuencia de episodios de cistitis o candidiasis, creando un círculo vicioso difícil de romper si no se restablece el equilibrio natural.
¿Por qué cuidar la microbiota ayuda frente a la cistitis y la candidiasis?
Tanto la cistitis como la candidiasis suelen aparecer cuando el equilibrio natural de la microbiota se rompe. En el caso de la cistitis, bacterias como Escherichia coli pueden ascender desde la zona íntima hasta la vejiga si los lactobacilos —las bacterias protectoras— son pocos o están debilitados.
Estos lactobacilos crean una especie de escudo biológico, manteniendo el pH ácido y produciendo sustancias que impiden que las bacterias dañinas se adhieran a las paredes del tracto urinario.
En la candidiasis, ocurre algo similar: cuando los lactobacilos disminuyen, el entorno se vuelve más alcalino y favorece el crecimiento del hongo Candida albicans, que normalmente vive en equilibrio dentro del cuerpo.
Al restaurar la microbiota vaginal, se recupera el ambiente protector, se fortalece la flora natural y se reduce la probabilidad de que estos microorganismos proliferen de nuevo.
Cuidar la microbiota no solo alivia los síntomas, sino que ayuda a prevenir recaídas y a mantener una salud íntima más estable y resistente.
Lo natural también ayuda
Plantas como el tomillo, el orégano, el pomelo o el ajo negro tienen una acción purificante y protectora. Pueden ayudar a reforzar las defensas naturales del tracto urinario y a mantener la microbiota en equilibrio.
- El tomillo destaca por su poder antimicrobiano natural, que ayuda a mantener a raya bacterias no deseadas en el tracto urinario.
- El orégano rico en carvacrol, actúa de forma similar, creando un entorno menos propicio para la proliferación de microorganismos que causan molestias como la cistitis o la candidiasis.
- El pomelo es conocido por su acción antioxidante y su capacidad para reforzar las defensas naturales del organismo.
- El ajo negro aporta compuestos bioactivos con propiedades antioxidantes y depurativas.
En conjunto, estos ingredientes favorecen un entorno íntimo más equilibrado, ayudando al cuerpo a protegerse de forma natural.
Conclusión: escucha tu cuerpo
Si notas molestias recurrentes, no lo ignores. Cuidar tu microbiota es cuidar tu salud íntima. Y eso empieza con pequeños hábitos: hidratación, descanso y apoyo natural.