Los sofocos son, probablemente, el síntoma más reconocible de la menopausia. Esa ola de calor repentina, las noches interrumpidas, el mal humor por no dormir bien… suena familiar, ¿verdad?
Pero antes de resignarte, hay buenas noticias: existen formas naturales de reducir su frecuencia e intensidad.
Primero lo básico: ¿por qué ocurren?
Cuando los niveles de estrógenos bajan, el cuerpo pierde parte de su capacidad para regular la temperatura. El cerebro interpreta cambios mínimos como un “exceso de calor” y responde con sudor, enrojecimiento y aceleración del pulso. Aunque molesto, es un mecanismo totalmente normal.
¿Qué ayuda realmente?
Más allá de los abanicos y el hielo, el equilibrio hormonal puede apoyarse con ingredientes naturales como el shatavari, el polen, la granada o la vitamina B5, conocidos por su capacidad para ayudar al cuerpo a adaptarse a los cambios hormonales y a mantener la vitalidad.
- El shatavari una planta tradicional de la medicina ayurvédica, se conoce por su capacidad adaptógena: ayuda al cuerpo a adaptarse a los cambios hormonales y a mantener la calma frente al estrés físico y emocional.
- El polen es una fuente natural de vitaminas, minerales y aminoácidos esenciales que aportan energía y vitalidad en momentos de fatiga.
- La granada rica en antioxidantes, contribuye a proteger las células del daño oxidativo y a modular el equilibrio hormonal. También mejora la elasticidad de la piel puesto que estimula la síntesis de colágeno y reduce su degradación. Los compuestos del extracto de granada favorecen la retención de agua en la piel manteniéndola hidratada promoviendo la regeneración celular y favoreciendo la renovación de la piel.
- La vitamina B5 (ácido pantoténico) es clave para mantener el metabolismo energético y reducir el cansancio. Juntos, estos ingredientes ofrecen un apoyo global para reducir la intensidad de los sofocos y favorecer la sensación de bienestar diario.
También pueden marcar la diferencia:
- Practicar ejercicio moderado (caminar, yoga, pilates).
- Evitar alcohol, tabaco y comidas muy picantes.
- Priorizar el descanso y la gestión del estrés.
Conclusión: equilibrio y constancia
Los sofocos no se eliminan de un día para otro, pero sí se pueden controlar. Escucha tu cuerpo, adapta tus hábitos y, si lo acompañas con el apoyo natural adecuado, volverás a sentirte en equilibrio.
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