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Tres alimentos saludables que reinan en la noche de Halloween

Tres alimentos saludables que reinan en la noche de Halloween


Categorías : Manten tu línea , Sistema Cardiovascular , Sistema Digestivo

En varias zonas de España los últimos días de octubre vienen acompañados de un debate que suele acabar en tablas: ¿castañada o Halloween? Lejos de buscar una salida al eterno dilema, en el post de hoy queremos celebrar los beneficios que este cruce de tradiciones supone para nuestra salud y nuestro paladar. Las costumbres anglosajonas para la noche de los difuntos, unidas a las festividades autóctonas, nos llenan las despensas de alimentos típicos de esta temporada que nos aportan numerosas ventajas nutricionales.

Si el debate es irresoluble, ¿por qué no aprovechar la convivencia entre ambos mundos?

La reina de Halloween es, sin lugar a duda, la calabaza. Su origen como ingrediente terrorífico se remonta a las leyendas celtas. Este pueblo ponía nabos en las tumbas de sus difuntos para protegerlos de los malos espíritus. A su llegada a América, los irlandeses tuvieron que cambiar nabos por calabazas, puesto que había un excedente de estas hortalizas y, además, eran más fáciles de vaciar y tallar en forma de lúgubres caras para ahuyentar al diablo.

Pero sus ojos tenebrosos y su sonrisa malévola no deben confundirnos: la calabaza es una hortaliza con enormes beneficios nutricionales y medicinales. Entre sus vitaminas figuran la provitamina A, la C y la E. Es un buen remedio natural contra la gripe, el exceso de colesterol, la ansiedad o la cistitis. Su contenido en ácido fólico nos ayuda a mantener la mente despierta. Sus semillas son ricas en minerales como el cinc, que refuerza el sistema inmunitario, y el magnesio, buen aliado del sistema cardiovascular. Mermeladas, cremas, canelones, estofados o postres son platos idóneos para explotar los sabores de la calabaza.

El segundo puesto en el podio de la noche de Halloween lo ostentan las castañas. Su olor tostado nos hace sentir que hemos entrado de lleno en otoño cuando paseamos cerca de un puesto de castañeros o de estudiantes que las venden para financiar sus viajes de final de curso. 

Las castañas son una rara avis en la familia de los frutos secos, ya que la mitad de su contenido es agua y, al contrario que las almendras o nueces, contiene muy poca grasa, lo que hace que su aportación calórica sea reducida. Asadas, cocidas o incluso crudas, las castañas son bajas en sal y, en cambio, nos aportan fibra, lo que resulta beneficioso para el sistema digestivo.

Otro ingrediente que no puede faltar en la mesa en la noche de los difuntos es el boniato. Apto para guisados, tostadas y para cocinar en el horno o incluso en el microondas, este tubérculo recibe su color naranja del pigmento natural betacaroteno, antioxidante. El boniato es, además, bajo en calorías. Su riqueza en hidratos de carbono le da el sabor dulce que lo diferencia de la patata.

En la parte más alta de la terrorífica pirámide nutricional que estamos construyendo no pueden faltar los dulces que se reparten durante el “truco o trato” de Halloween, así como los panellets o los huesos de santo. Aunque no debemos abusar de estos pecados, la celebración de la noche de los difuntos bien justifica alguna concesión a nuestros antojos.

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