Unos hábitos alimenticios poco saludables, padecer sobrepeso o ser fumador son algunas de las principales causas que hacen que suframos colesterol elevado. Para disminuir o evitar que el colesterol LDL o “malo” se apodere de tu cuerpo, te explicamos cuáles son las causas más frecuentes del colesterol.
- Alimentación poco saludable: La mala alimentación es una de las principales causas del colesterol elevado. El consumo en exceso de alimentos ricos en grasas saturadas, como los fritos o los alimentos procesados, aumentan considerablemente el colesterol LDL o “malo” en sangre. Las placas de grasa se depositan en nuestras arterias y venas, obstruyéndolas. Por ello, la OMS recomienda que el consumo de este tipo de grasas no supere el 9% de las calorías diarias.
- Herencia familiar: Según la Fundación Hipercolesterolemia Familiar, más de 115.000 españoles padecen colesterol elevado por causas genéticas o hereditarias. La hipercolesterolemia familiar (HF) es un trastorno muy frecuente, ya que 1 de cada 400 personas la padece. Además, más del 50% de los pacientes con HF presentan enfermedades cardiovasculares antes de los 55 años.
- Obesidad: El sobrepeso está estrechamente relacionado con las enfermedades cardiovasculares y se asocia a factores de riesgo cardiovascular como diabetes, sedentarismo o hiperlipemia. Estos factores asociados a la obesidad elevan nuestros niveles de triglicéridos y disminuyen el colesterol HDL o “bueno”.
- Ejercicio: La falta de actividad física es un factor clave en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Realizar ejercicio a diario evita el aumento de grasas en sangre procedente de una dieta desequilibrada, alta en grasas y baja en frutas y verduras. En este sentido, el gasto energético de la práctica deportiva no sólo reduce los niveles de colesterol LDL con, sino que también ayuda a aumentar el colesterol HDL.
- Fumar: Fumar no sólo daña el tejido pulmonar, sino que aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. El monóxido de carbono y las diferentes sustancias del tabaco oxidan las grasas de las arterias como el colesterol, aumentando las posibilidades de que éstas se acumulen en nuestras arterias y se obstruyan. Asimismo, fumar disminuye el colesterol HDL acelerando la formación del ateroma que disminuye el calibre de las arterias.
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